domingo, 9 de septiembre de 2012

Capítulo 3. Shut up and let me go.


Narra Nicole.
Vale. De momento todo va sobre ruedas. He salido de la barra con seguridad y decisión. El objetivo está fijado y no pienso detenerme ni por un segundo. Si lo hago,soy capaz de echarme atrás. Y de sobra sé que tengo los ojos del encargado y del resto de los camareros clavados en mi espalda. He notado al acercarme que la piernas comenzaban a temblarme,pero todo está en mi mente,y con ella he detenido tales temblores. Me juego mucho en esto y no pienso cagarla. Sólo son clientes,sólo clientes. Me lo repito cada minuto intentando creérmelo,y al final,creo que lo he conseguido. Ya sólo veo al guapísimo Joey Fontana y al adorable Andy Lorens como dos amigos que han venido a tomarse algo a la cafetería. ¿Mi motivación?Soy la mejor camarera del mundo y tengo que mostrárselo a los demás. ¿Quién sabe? Tal vez después de esto,me saquen de la cocina y deje de apodarme como la chica-estropajo. Eso sería sencillamente perfecto.
Joey Fontana ya ha hecho su pedido. Lo repito como una buena camarera a la vez que lo apunto en la libreta con total profesionalidad.
  • Descafeinado con nata,¿no?
Lo miro a la espera de su confirmación. Él de pronto esboza una gran sonrisa y una cara de bobo de las que sólo se ven en las telenovelas de media tarde.
  • Sí,has dado en el clavo. Tu...memoria es prodigiosa.
Eso me descoloca totalmente. ¿Se está riendo de mí? Sí,claro que lo está haciendo. Estas engreídas estrellas de los medios,son todas iguales. Se creen estar por encima de todos y de todo. Pues ya te adelanto que por encima mía sólo está el cielo.
  • Ajá.- Contesto con voz seca.- ¿Y tú,qué vas a pedir?
Contemplo con placer cómo los dos chicos se miran desconcertados.
  • Yo...tomaré un té helado,gracias.
Lo dice mucho más cortado que Joey,y yo me alegro. No está mal que de vez en cuando te bajen un poco los humos. Pero que nada mal.
  • En seguida les traigo sus bebidas.


Narra Andy.
Madre mía.
Cómo se las gasta esa chica. Fría como un témpano de hielo.
Aunque,todo hay que decirlo,Joey no ha estado muy fino con ese...¿piropo? Bueno,vale,ha estado totalmente ridículo. Admito que cuando le he propuesto el reto de conquistar a una chica,estaba bastante convencido de que lo conseguiría. Sin embargo,guardaba la ligera esperanza de que ella se lo pusiese un poco difícil,y así ha sido. La suerte me ha sonreído a mí. Y auguro que me lo voy a pasar muy bien esta tarde viendo como mi amigo le tira la caña a la camarera,que además,curiosamente,es más o menos de nuestra edad. Al menos,eso aparenta.
Cuando me telefoneó este mediodía Dean pidiéndome que sacase de casa a Joey,estaba compartiendo un momento romántico con mi chica,Emma. La quiero muchísimo y me apetecía pasar todo el día a su lado,porque es donde mejor me siento. Pero,¿cómo dejar tirado a mi colega? Si yo estuviese como él,también necesitaría a un amigo que me distraiga de mis penas,que ignoro cuáles son,la verdad. Así que no lo dudé ni un momento. En cuanto acepté,fui a disculparme con Em,pero ella lo comprendió de inmediato,y eso es lo que más me atrae de ella,su madurez y su tranquilidad,estabilidad. Necesito a alguien así en mi vida. Y espero de corazón que Joey también encuentre a su Emma un día de estos.
  • Tu memoria es prodigiosa.- Lo imito.- ¿En serio,Joey?¿En serio?
Él se vuelve hacia atrás y contempla a la camarera desaparecer tras la barra. Sólo entonces se da la vuelta y me confía algo en voz baja.
  • Se está haciendo la dura. Está claro.
  • Lo que está claro es que no tienes ni idea de cómo ligar.
Joey pasa de mí totalmente. Sigue pendiente de la camarera y sus movimientos. Está vuelto de nuevo de espaldas. Pobre chico se va a pegar el batacazo del siglo. En un determinado momento se gira con rapidez y susurra de forma desproporcionada y nerviosa.
  • ¡Ya viene!¡Ya viene! Ahora verás.
No me hace falta esperar. Ya veo con claridad lo que va a pasar.


Narra Nicole.
Regreso portando en una mano gracilmente los dos vasos,en uno en café y en el otro el té. Ya queda menos. Sólo tengo que depositar las bebidas en la mesa y desaparecer de allí. Luego les traigo la cuenta,recojo su dinero,los acompaño a la salida,y ya está. Se acabó. No parece tan complicado. No lo es.
Me acerco a la mesa,y ya me encuentro a ese Joey sonriendo incansablemente. Hago lo acordado. Dejo la bandeja en la mesa y le entrego a cada uno su pedido. Andy sólo me agradece mis servicios. El problema viene cuando llegamos a Joey. Este chico no me lo va a poner nada fácil. Se adelanta a mis movimientos y agarra la taza a la vez que yo. Nuestras manos entran en contacto y yo la aparto de inmediato. ¿Os he dicho ya que no soy muy dada a intercambiar caricias con desconocidos?Ni aunque el desconocido sea el mismísimo Joey Fontana. Menuda pérdida de tiempo. Lo que no tiene desperdicio es su fingida y notable reacción.
  • ¡Upps! ¿No te habré incomodado?
Ignoro esa estúpida pregunta,porque la solución está lo bastante clara como para que él pueda pillarlo con facilidad. Si aparto la mano,será por algo. Digo yo,vaya. Me percato de que todo esto no tiene pinta de acabar. Y si lo hace,no será bien. Ni para mí,ni para él. Así que,antes de que haga o diga algo de lo que pueda arrepentirme, más tarde me apresuro por recoger la bandeja,pero con las prisas,hago gala de mi patosidad. La bandeja resbala entre mis dedos de mantequilla y se precipita al suelo. Puedo notar cómo el encargado me fulmina con la mirada desde la barra. Me la estoy jugando,y esto lo voy a pagar caro. Mejor será que recoja la dichosa bandeja y desapaezca de aquí cuanto antes. Por desgracia,el chico es más rápido,y no se da por vencido. Tras un nuevo intercambio de miradas con Andy,el incansable,o pesado,como queráis llamarlo,vuelve a la carga. Se agacha a la vez que yo y hace amago de revivir la típica escena romántica de película en la que los dos enamorados chocan recogiendo lo mismo al mismo tiempo. Éste tiene más cuento que yo incluso.
  • Déjame que te ayude.
Me lo dice con una sonrisa atontada en los labios. Sin embargo,al ver que no le hago ni caso,practicamente me arrebata la bandeja de las manos. Las mejillas me arden furiosas.
Bueno,esto ya es el colmo.
  • Déjame tú a mí hacer mi trabajo tranquila.
Recupero MI bandeja de un tirón. Todo ello provoca en Andy una carcajada que no parece tener fin,y personalmente,termina de sacarme de mis casillas. ¿Es que estos dos se han propuesto acabar conmigo esta tarde? Es decir,¿se aburren y para pasar el rato se dedican a conseguir que inocentes chicas sean despedidas? Yo flipo,y lo digo en serio.
Mientras,Joey me mira asombrado. No necesito más para saber que no se esperaba ni por asomo mi tosca respuesta. Es obvio que no está acostumbrado a este tipo de reacciones de la gente hacia él. Y posiblemente,yo no habría actuado así si él no me hubiese buscado las cosquillas tan descaradamente. Nadie juega con mi empleo y mi sueldo.
  • Lo...lo siento.- Balbucea avergonzado.
Me provoca una ternura incontrolable esa disculpa por su parte. Como la que siente una madre por su hijo,o algo así,imagino. No obstante,mi aún reciente arranque de ira supera ese sentimiento de cariño,de modo que ni le contesto. Me pongo en pie,dejándolo a él tirado en el suelo con una cara bastante de empanado bastante graciosa. Y me marcho,con la cabeza bien alta,aunque sé que esta sensación durará poco si al final termino siendo despedida.





Narra Joey.
La veo marchar,contonearse victoriosa,pavoneándose de haber dejado sin palabras a la estrella Joey Fontana. No puedo hacer nada por impedírselo. Literalmente. No puedo hacer nada. Estoy sentado en el suelo,y soy incapaz hasta de cerrar la boca de la impresión que me ha causado todo lo sucedido. Sé que debo de estar ideal para que los paparazzis me saquen una foto. Seré portada de todas las revistas y periódicos de la capital. Qué desastre. Para una vez que salgo de casa con el simple objetivo de tomar un café,imagínate que la opinión pública me viese de esta guisa. Qué va,debería evitarlo a toda cosa. Pero,lo dicho,no puedo hacer nada. Por suerte,Andy está a mi cuidado,y siempre ha sido el más responsable e implicado de mis amigos. Se agacha junto a mí,y puedo ver que aún le quedan ganas de reír.
  • Venga,tío. Siéntate en el sofá,como las personas.
No puedo. Ahora mismo los músculos no me responden. Ni ninguna otra parte de mi cuerpo. Están todos ocupados en otro asunto.
  • ¿Lo has visto?¿Has oído lo que me ha dicho?
Lo musito,pero mis palabras no van dirigidas a nadie en especial. Es casi como si hiciese pública mis reflexiones,al aire,para que quien quiera,pueda darme su opinión. De todas formas,Andy se lo toma como una pregunta personal,me agarra del brazo y me levanta.
  • Sí,lo he oído...Podrías poner un poco de tu parte,¿eh?No tienes precisamente el peso de una pluma,que digamos.
Sigo absorto en mis cavilaciones mientras Andy logra sentarme en el sofá.
  • No es de las fáciles. Tendré que usar mi último recurso. Pero con eso bastará de sobra.
  • Joey,creo que deberías dejarlo...Esta chica no parece...
  • ¡Que sí,que sí!¡Tú mira y aprende!




Narra Andy.

Ay,no. Ay,no.
No irá a hacer lo que estoy pensando. Es un completo suicidio. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que Joey no se ha topado con la chica indicada. Sin embargo,sí hace falta ser batante cabezota para no verlo con la claridad con la que lo vemos el resto. Y si hablamos de cabezonería,mi amigo está perdido.
Joey se pone en pie y se aproxima a la barra con andar seguro y relajado. Cualquiera diría que le acaban de dar el corte de su vida. Debería ir con él,para ayudarlo en la medida de lo posible y prestarle mi apoyo. Pero como me gusta más ver un buen espectáculo desde la distancia de seguridad,permanezco sentado en mi asiento,atónito. No podría evitarlo aunque quisiese.
Desde mi posición puedo apreciar que la camarera impetuosa está hablando con el encargado. No parece una conversación muy agradable. Al final,la intervención de Joey va a ser necesaria,porque en cuanto los dos lo ven llegar,enmudecen y lo reciben con sendas sonrisas. Estoy seguro que la de ella es completamente forzada.
Estoy sumido en mi papel de comentarista cuando comienza a sonar mi móvil desde el bolsillo derecho del pantalón. Lo extraigo sin perder detalle a lo que sucede en la barra. Es Dean. Querrá saber cómo va la cosa. Lo descuelgo,pero no tengo intención de hablar. No ahora,que está la cosa tan emocionante.
  • Te llamo cuando termine el último acto.
      http://www.youtube.com/watch?v=OPYc8KlTlNI

No hay comentarios:

Publicar un comentario